Empleo público, I parte
Leiner Vargas [email protected] | Martes 11 agosto, 2015
Lo que se requiere para avanzar es liderazgo y compromiso político
Reflexiones
Empleo público, I parte
Desde hace dos años manifesté que el país debía enfrentar con seriedad y celeridad un ajuste fiscal sustantivo que le permitiese mantener el Estado Social, me refiero a la inversión en salud, educación y protección social, heredados del siglo XX y actualizar los servicios públicos con calidad y ajustados a los requerimientos de la sociedad del siglo XXI.
El dejar pasar el tiempo, tirando la bola hacia el frente como se ha venido haciendo, solamente agrava más la situación fiscal y hace más difícil y de mayor costo la solución de la misma.
Parte importante de la solución es abordar el tema del empleo público seriamente, sin pretender que esta sea la única materia por resolver.
Tal como lo he dicho en el pasado, existen otros ámbitos como el tributario, el de pensiones y, sobre todo, el asociado con las exoneraciones y el gasto tributario, que deben incluirse también como parte de la solución al problema fiscal, sin olvidar la necesidad de apostar por un mayor crecimiento económico que es vital para reducir los costos de cualquier ajuste de la finanzas públicas.
No podemos ver el tema del empleo público como un asunto de salarios únicamente. Existen más de 300 instituciones públicas y poco menos de 50 de ellas forman parte del Estado Central que se rigen por el servicio civil. Las restantes instituciones tienen sistemas paralelos, dispersos y muy diversos en materia de contratación, valoración de puestos, evaluación del desempeño y sobre todo, escalas salariales e incentivos al desempeño.
Todo esto hace del empleo público una vorágine muy compleja. Por lo tanto, no se trata simplemente de fijar topes o cortar en uno u otro incentivo salarial, debe generarse una política pública clara que garantice armonía y que permita, sin romper los derechos adquiridos por quienes están actualmente en el sistema, armonizar y estandarizar las estructuras de salario, incentivos y sobre todo, de evaluación del desempeño y medición de resultados.
Estas nuevas políticas públicas sobre el empleo requieren una legislación moderna en este campo, pero sobre todo, un gran compromiso político de la Presidencia de la República y un enorme liderazgo de los jerarcas de las instituciones autónomas para negociar un gran pacto social laboral con los empleados públicos.
Dicho pacto debe tener al menos cuatro componentes: a. Abordar los temas con total transparencia y sin declaraciones acaloradas o de descalificación entre las partes; b. la solución debe ser gradual para que permita a quienes han tomado decisiones adaptarse a las nuevas reglas del juego; c. acompañar con medidas que permitan evaluar y valorar el desempeño de las instituciones por resultados y que garanticen una mejora cualitativa en lo que hacemos en el Estado; d. que existan señales claras de avance en otros ámbitos del tema fiscal, señal de una distribución justa de los costos de la reforma. En materia de empleo público, más diagnósticos y estudios, si bien no sobran, no parece a mi entender que sea lo que necesitamos, lo que se requiere para avanzar es liderazgo y compromiso político.
Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com
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