Hay que destruir al enemigo
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 16 febrero, 2015

Esta vez (algunos medios) han aprovechado la coyuntura para enfilar la artillería contra el FA y, en particular, contra José María Villalta
Hay que destruir al enemigo
Siempre que un alto funcionario estatal es señalado por una subalterna como supuesto acosador, muchos sectores del periodismo hacen fiesta. Desde los más amarillistas, que relatan detalles escabrosos, hasta los más serios, que igual crucifican a alguno de los actores, todos saben que el tema vende.
Algunos medios de información escarban en las vidas de las víctimas y sus abusadores provocando, por lo general, una condena a las mujeres, aunque, también, si les interesa, exponiendo a los hombres.
En el caso de Federico Tinoco la demandante perdió mucho en el duro camino que emprendió para conseguir justicia. El ex legislador liberacionista, en cambio, salió indemne: no fue separado de su curul, el partido no lo condenó y su esposa lo acompañó a las misas públicas para pregonar su inocencia.
Un hecho similar se reveló hace quince días: el supuesto acoso del exdiputado del Frente Amplio (FA) Ronal Vargas en contra de una asesora.
El jefe de la bancada, Gerardo Vargas, y el líder del partido, José María Villalta, luego de analizar las pruebas, aparentemente contundentes, hicieron lo correcto: pedirle la renuncia a Vargas, no exponerlo y proteger a la víctima.
El exrepresentante del FA por Guanacaste decidió, por cuenta propia, argumentar que renunciaba por un grave problema de salud, con tal vehemencia que nos convenció que padecía una enfermedad terminal. Los dirigentes del partido quedaron desconcertados y, lógicamente, todos los que le creyeron, cuando conocieron las verdaderas razones, se sintieron molestos.
De ahí en adelante Ronal Vargas se contradice día con día: lo malinterpretaron (no estaba enfermo solo tenía acidez), lo obligaron a renunciar (posiblemente porque es o se sentía culpable; si no, uno no renuncia), no estaba en sus cabales (mmm, pierde la cordura fácilmente, mejor que no tenga un alto cargo).
El exdiputado incluso planteó un recurso de amparo electoral ante el Tribunal Supremo de Elecciones para que le devuelvan su curul. Comprendo que el TSE haya recibido la solicitud, sería absurdo que fallara a favor de la misma.
Esta vez esos medios de información que, en otros casos similares, han expuesto hechos morbosos, o intentado disminuir a las víctimas, o tratado de salvar a los abusadores, esta vez han aprovechado la coyuntura para enfilar toda la artillería contra el Frente Amplio y, en particular, contra José María Villalta.
Y claro, tal vez la juventud, o simplemente el carácter del líder del FA, hacen que “pise el palito” de la provocación.
El aparente acoso ha pasado a un tercer plano: lo importante es si el FA ocultó o no los hechos reales; si Villalta obligó o no a Vargas a renunciar; si dijeron o no dijeron…
El supuesto victimario ha sido convertido, una vez más, en una víctima. Solo que esta vez no es por culpa de una mujer “arpía”, sino de un partido y un joven político “peligroso”. Si tanto afán hay por destruirlos es porque siguen teniendo fuerza.
Claudia Barrionuevo
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