Me espían, ¿me gusta?
Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 15 julio, 2013

Luego de varias semanas de haberse revelado las acciones de vigilancia de las agencias de Estados Unidos, nadie ha dado explicaciones ni disculpas
Me espían, ¿me gusta?
Desde que las imágenes de los sucesos históricos mundiales se pueden ver en vivo desde cualquier pantalla y en cualquier parte del mundo, las emociones se han intensificado. Asistí desde Costa Rica a la toma de posesión de Mandela el 10 de mayo de 1994, a la asunción de Evo Morales el 22 de enero de 2003, a la investidura como presidente de Barack Obama el 20 de enero de 2009.
Recuerdo dónde y con quiénes estaba pero, sobre todo, recuerdo lo que sentía… El primer presidente negro de Sudáfrica, el primer mandatario indígena de Bolivia, el primer Jefe de Estado negro de los Estados Unidos. Las mayorías, antes aplastadas, al poder.
El cambio que logró Mandela fue impresionante; a Evo no le ha sido fácil pero no ceja en su lucha y Obama…
Ningún presidente estadounidense ha contado con tantas simpatías en el mundo como Barack. Joven, guapo, carismático, con un discurso progresista, se aleja mucho de figuras viejas, aburridas y conservadoras como Reagan o los Bush. Muchos creímos ingenuamente que la política exterior de Obama sería menos invasiva y más amistosa.
No ha sido así. Edward Snowden abrió la caja de Pandora y liberó todos los males del espionaje norteamericano. No solo los enemigos están siendo vigilados, los amigos, los aliados y los ciudadanos de todos los países también.
A través de la telefonía, Facebook, Google, Yahoo, Skype, Apple, Microsoft, You Tube y otras fuentes de fibra óptica, el Programa de Vigilancia y Recopilación de Datos (PRISM, por sus siglas en inglés) ha accedido a la información de millones de personas en todo el mundo.
Algunos gobiernos han brincado y mucho. Hans-Peter Friedrich, ministro alemán del Interior viajó el viernes a Washington, bastante molesto. Brasil, Colombia y México, los más afectados por el acecho informático, exigen explicaciones. La comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo iniciará una seria investigación. Los países que integran el Mercosur condenaron enérgicamente el espionaje. La ministra para el Servicio Penitenciario de Venezuela a través de su cuenta de Twitter indicó a sus coterráneos que no fueran colaboradores y cerraran sus cuentas de Facebook… ¿? El gobierno de Costa Rica, siempre timorato, ha manifestado educadamente que “esas cosas no le gustan”.
Luego de varias semanas de haberse revelado las acciones de vigilancia de las agencias de Estados Unidos, nadie ha dado explicaciones ni disculpas. Exigen, eso sí, que les devuelvan a Snowden de inmediato para lincharlo. Los embajadores se han visto en la incómoda tarea de repetir la misma cantaleta: “responderemos por los canales diplomáticos”. ¿Cuándo?
Entre los tantos que han dicho poco y nada, está Barack Obama. ¿Sabía del espionaje? ¿Estaba de acuerdo? ¿Qué tanto poder tiene para decidir? ¿Será que los que en verdad mandan en todos los países del mundo no son necesariamente los presidentes? Si es así, ¿cuando cambia un partido o un dirigente, se modifica algo o nada? Una última pregunta: ¿no soy demasiado mayor para seguir siendo tan ingenua?
Claudia Barrionuevo
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