Chaves y el lecho de Procusto
Alberto Salom Echeverría [email protected] | Viernes 16 mayo, 2025

Alberto Salom Echeverría.
A manera de prólogo
En este artículo intentaré exponer, según lo investigado, lo que representa el “síndrome de Procusto” en la psicología y en las ciencias sociales en general. Haré una comparación con relación a lo que he observado del comportamiento y las expresiones del presidente Rodrigo Chaves, de la manera más objetiva posible.
Para conseguir lo anterior, he escogido el procedimiento de intercalar textos específicos de la psicología sobre lo que significa el “lecho de Procusto”, con expresiones y comportamientos del presidente, a fin de que, quienes lean el texto, puedan discernir si hay o no coincidencia entre el síndrome de Procusto y el lenguaje empleado adjunto al comportamiento de Chaves. Parto de la hipótesis de que Chaves padece el “síndrome de Procusto”.
Primero deseo dejar claro lo que se entiende por síndrome; dicho en breve significa para la corriente que lo conceptualiza como una enfermedad, un “Conjunto de síntomas o afecciones que se presentan juntos y sugieren la presencia de cierta enfermedad o una mayor probabilidad de padecer de la enfermedad.” (Cfr. https://www.cancer.gov. Definición de síndrome. Diccionario de cáncer del NCI.) Otra corriente, más bien lo analiza a partir de una colección de hallazgos que se observan en la actuación y el “lenguajeo” en un número de individuos que, de otra manera no estarían relacionados. (Cfr. National Human Genome Research Institute. https:/www.genome.gov)
No omito señalar que, en algunos casos el síndrome se detecta mediante exámenes de laboratorio que incluyen pruebas genéticas, moleculares, cromosómicas y bioquímicas que se utilizan para detectar trastornos genéticos, tales como Asperger, Down, o Tourette. No es este el caso. Por lo consiguiente, intento mostrar de manera taxativa algunas coincidencias que encuentro entre el “síndrome de Procusto” y el comportamiento más conspicuo o características discursivas del presidente.
(Conservaré la negrita cuando estoy describiendo el síndrome con base en textos especializados de profesionales en Psicología.)
Sobre el mito de Procusto
La mitología griega cuenta que, Procusto era un hombre de extraordinaria estatura y fuerza, que vivía en las colinas del Ática, donde ofrecía su posada a viajeros solitarios. Cuando el viajero dormía, Procusto, un ser mitológico lo amordazaba y lo ataba a las cuatro esquinas de una cama de hierro. Si el cuerpo de la víctima era muy grande, amputaba las partes que sobresalían de la cama, ya fueran los pies o la cabeza. Por el contrario, si la víctima era pequeña, les rompía el cuerpo a martillazos para alargarlo … Quien dedica sus recursos a hacer tropezar a otros para rebajarlos no crece realmente, sino que se resigna a su propia mediocridad. La persona que padece este síndrome adopta una actitud dominante para ocultar su inseguridad y su sentimiento de inferioridad.
Podemos reconocer el síndrome en el siguiente texto que contiene una expresión del presidente Chaves Robles, cuando se le convocó a formar parte de la comisión creada entre los poderes del Estado, para atender la alta criminalidad que vive el país y que claramente implica la ausencia de políticas públicas de la presidencia de la República para atender el problema aludido. En lugar de mostrar empatía y humildad, Chaves más bien contesta con engreimiento y displicencia: 1- Manifestó no estar dispuesto a girar dinero del presupuesto para reforzar la policía nacional. 2- Atribuyó a los diputados en general, a la Corte, a la Contraloría y mandos medios la falta de concreción de planes para atender los problemas. 3- Renunció tajantemente a la invitación de formar parte de la comisión que se conformaría con representantes de los tres poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial), después de haber sido expresamente invitado por los presidentes de los poderes legislativo y judicial.
Como puede verse, el síndrome apunta a una incapacidad de la persona que lo padece para reconocer -y en ocasiones ni siquiera estar en capacidad de escuchar con atención- las opiniones, criterios o juicios de las demás personas. Quienes tuvimos la oportunidad de seguir el discurso presidencial y, enseguida el del presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias, pudimos observar esa desatención (real o fingida), del presidente de la República, en el contexto del discurso presidencial pronunciado el 5 de mayo, cuando quien dirigía la palabra a los costarricenses era el presidente legislativo respondiendo el discurso de rendición de cuentas del presidente de la República.
El “lecho de Procusto” es un proverbio, mediante el cual, la persona que padece el síndrome intenta acomodar la realidad a sus intereses o a su manera de ver las cosas, como puede observarse en el siguiente texto: “…los demás -dijo Chaves-, sin disimular su arrogancia, son los culpables de las promesas incumplidas.” (Discurso presidencial). De modo que, si alguien le rebate sus criterios rígidos y distorsionantes, se molesta, ya que, las personas que padecen este síndrome, creen siempre ser poseedores de la razón. Así las cosas, los “procusteanas”, tienden a adoptar una actitud dominante debido a un complejo de superioridad que, los conduce a la mediocridad; por esta razón, se aferran afanosamente a su modo de ver la realidad y no admiten en ella ningún otro juicio. En el fondo, la persona con aires de superioridad trata más bien de ocultar sus inseguridades y, por lo tanto, invisibilizar su sentimiento de minusvalía o inferioridad. ¡Cualquier parecido con algún personaje real, es mera casualidad!!!
En Procusto la realidad no coincide con su visión de las cosas; de la misma manera procedió Chaves durante la sesión ante los diputados el 5 de mayo. En su visualización fantasiosa, la realidad es únicamente la que él describe; de ahí que se apresure a ajustarla a su propia sesgada manera de enfocar la vida y sus circunstancias. Chaves Robles hizo lo que fuera necesario con gestos y descalificaciones, o mientras hacía uso de la palabra, para acomodar “su verdad” con el objeto de hacerla coincidir con la realidad a toda costa; similarmente a Procusto cuando le cortaba los pies a sus huéspedes para que cupieran en la cama. Su verdad debe prevalecer por encima de la realidad. Como dijera un medio de comunicación, en el discurso presidencial “…vimos a Chaves culpando a los demás, fueran los diputados, la Corte, la Contraloría o los mandos medios, de que los planes no se hubiesen concretado.”
En otra parte los especialistas afirman que: el “lecho de Procusto” como imagen también se utiliza para referirse a un error en el que estas personas tienden a caer: distorsionan la realidad para que sea ella la que se adapte a sus ideas, jamás a la inversa.
En punto a hacer tropezar a los demás, veremos en el siguiente fragmento del discurso presidencial, como el mandatario la emprende contra los otros, lo hace utilizando un discurso confrontativo, el mismo del que ha hecho gala a lo largo de estos tres años que lleva el período de su administración, Chaves nos espeta: “… ¡el enemigo no es invisible, no señor!” [y prosigue muy orondo, sin molestarse siquiera en argumentar concretamente, a lo que está moralmente obligado, el por qué señala a esos enemigos]; el enemigo -arguye- “… Tiene nombre. Tiene rostro. Tiene apellidos. Se esconde en despachos judiciales, en algunas curules, en algunas oficinas donde se reparten privilegios mientras una parte del pueblo sufre.” La cuestión es enrostrarle a los que visualiza como enemigos, los defectos que se le señalan a él puntualmente. (Chaves se muestra confrontativo, arrogante, distorsiona la realidad, acusa a otros sin tener pruebas, no escucha a sus adversarios, no une, más bien polariza, luce intransigente).
Paralelamente, las psicólogas dicen que Procusto reacciona poniéndose a la defensiva. Para quienes padecen el síndrome de Procusto, cualquiera puede convertirse en el enemigo. Por ello suelen reaccionar a cualquier comentario poniéndose a la defensiva y atacando, intentando superar a su rival y contener la amenaza recibida. Se deforma la realidad para su propio beneficio; Procusto como ser mitológico se convierte en el prototipo de la intransigencia, de la negación al diálogo, de la arremetida violenta y de la adulteración de la realidad...
Al efecto el presidente prosigue sin titubear: “Mi gobierno ha logrado resultados asombrosos (¡!!!), a pesar de la resistencia de muchas instituciones, y sostuvo que quienes entorpecen su gestión no lo afectan a él personalmente, sino que perjudican al país. Exactamente al revés de lo que muestra la investigación: el soliloquio presidencial deforma la realidad a su antojo y para su propio beneficio. El monólogo deviene grandilocuente como es la personalidad de Chaves, quien asegura en este momento de su alocución que: “Nunca entendieron que obstaculizando al gobierno no golpean a Rodrigo Chaves, no, sino a Costa Rica, y quien paga el precio de ese sabotaje institucional es únicamente el pueblo. (¡!!!)”
Así vemos que: El “Lecho de Procusto” también se utiliza para referirse a un error en el que estas personas tienden a caer: distorsionan la realidad para que se adapte a sus ideas. En la práctica, en lugar de aceptar datos objetivos, los manipulan a su antojo para que coincidan con su imagen de la realidad… El miedo a perder su posición es lo que los impulsa a hacer tropezar a los demás. Pero el miedo y la inseguridad suelen manipularse, para aparecer arrogante, incuestionable, ya que estas personas desean por todos los medios ocultar sus defectos. (Cfr. Fariñas, G. “El Lecho de Procusto o la Convención sobre la Competencia Humana.” Revista semestral de la Asociación Brasileña de Psicología Escolar y Educacional. Págs. 341-350)
Con miedo e inseguridad mal disimuladas y, mucha arrogancia, Chaves “…cuestionó las demandas de respeto por parte de otros poderes de la República. Señaló que el respeto no puede ser una exigencia automática por el solo hecho de ocupar una posición institucional, sino que debe ganarse a través de la eficiencia, el trabajo y resultados concretos y medibles.” (sic). Eso es justamente lo que se le puede imputar a él. Por eso, empleamos en este punto el signo lingüístico “¡sic!”. Utilizamos este signo proveniente del latín, que quiere decir en forma extendida: “sic erat scriptum”. Se traduce al español como “esto había sido escrito”. Quiere decir que, las citas deben conservar su forma original, por lo que el uso de ‘sic’ permite al lector saber que el que cita, en este caso quien escribe estas líneas, es consciente de los errores contenidos en dicha cita y que la misma es utilizada en forma idéntica al texto original, tal como la pronunció el presidente Chaves. Cuando el texto está escrito, se respetan hasta los errores ortográficos y todo. Así, se utiliza el signo para advertir en citas o transcripciones textuales, que hay un error -es Chaves, quien incurre en el gazapo y es él quien comete el flagrante yerro-. Se trata de una expresión poco común de un uso lingüístico dudoso, y es justo el que se encuentra en el texto original y no es una omisión o corrección del autor que cita. Aquí en efecto, el que ha puesto las cosas “patas arriba” es Chaves en su discurso. (Cfr. Astorga Lucía. “Chaves dedica rendición de cuentas a repartir culpas.” La nación, sección El País y Política, pág. 13. martes 6.05.2025).
En Conclusión
Podría seguir estableciendo la comparación entre el síndrome de Procusto y las expresiones corporales y verbales del actual presidente Chaves Robles, pero por el momento dejo el escrito en este punto. Espero haber demostrado la hipótesis que esgrimí al inicio de este breve estudio, a saber, que “el presidente Rodrigo Chaves padece el síndrome de Procusto”; ya que ha sido él quien como se ha señalado aquí, desde el inicio de su mandato ha mentido a los costarricenses, ha adulterado la realidad en forma grosera, se ha negado al diálogo específicamente con los demás poderes de la República, ha agredido a todas aquellas personas que se le han opuesto o lo han confrontado, ha irrespetado las instituciones de nuestro país, en especial las que tienen el cometido de controlarlo; además, ha violentado la libertad de prensa y, está siendo investigado por otros presuntos delitos, que ya suman varias decenas, por parte de la Fiscalía General de la República, la cual recientemente ha elevado a juicio algunas de las acusaciones, por faltas consideradas como graves.