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Sin Tano ni Sona

Pedro Oller [email protected] | Martes 24 agosto, 2010



Sin Tano ni Sona


Rara vez pasa, pero no puedo estar más en desacuerdo con la Nota de Tano de hoy hizo ocho con ocasión de la ilusión Lavolpe. Si bien hay meas culpas de la prensa deportiva (y de eso, venimos leyendo mucho en su espacio), sobre todo por su intolerancia y responsabilidad en el estado del fútbol nacional, hay comentarios que no se pueden obviar.
Empiezo por uno tierno: “Me parece risible que los ticos nos preocupemos tanto para saber cómo le van a pagar, si es que lo firman.”
Si la Fedefútbol hace un juramento —por lo más sagrado y con posible consecuencia delictiva bajo los supuestos del perjurio— de que no costará al erario público un cinco, tiene razón don Gaetano. Más si termina el Banco Nacional, el ICE o algún otro ente estatal cubriendo todos o parte de los US$50.000 que dicen cobra el Señor Lavolpe por mes, el tema no es risible si no de llanto.
Sigo con el de antología: “Por eso, si yo fuera Eduardo Li y si Lavolpe firma, lo blindaría de los ataques de la prensa y la afición, ofreciéndole en el contrato una indemnización millonaria en caso de que haya que destituirlo, para qué, paradójicamente, le sirva de coraza para que sea casi imposible echarlo y así pueda trabajar en paz toda la eliminatoria. (…) Si Lavolpe u otro firma, pero para echarlo hay que darle una millonada de dólares, quizá los periodistas calmamos las críticas y eso, indirectamente va a favorecer la continuidad del técnico y paramos de tajo ese cáncer de botar entrenadores cada dos derrotas.”
No entendí cómo, si es risible que nos preocupemos tanto por cómo le van a pagar, resulte razonable aconsejar el pago de una millonada de dólares para echarlo en caso de que no sirva.
¿Será, como le recordaban por Internet ese mismo día, que olvidó la indemnización adeudada a don Francisco Maturana por años? El pago a don Rodrigo Kenton tras su destitución, a Hernán Medford o, para ir más lejos el de Alexandre Guimaraes, el del Pichón Núñez y muchos más ¿caerán dentro del mismo descuido?
¿No ha sido lección suficiente la aprendida y emprendida —una y otra vez— de que aquí y en FIFA, una cláusula penal como la propuesta para “acorazar” al técnico (sea quien sea) no constituye salvaguarda alguna para seguir errando? Si no más bien, un agravante comprobado y jurisprudencial de tales ligerezas.
Termino por el ininteligible: “Algo similar a lo que pasó con Crucitas. Cuando don Alfio Piva publicó el monto millonario de indemnización (falso o verdadero), no hubo más remedio que seguir el baile hasta que la Sala IV decida.”
¿Cuál baile y quién lo siguió? Atribuir un procedimiento judicial claramente establecido y seguido que no termina con la decisión de la Sala Constitucional, (ver Tribunal Contencioso Administrativo) a la imprudencia de un Vicepresidente de la República que balbuceó cifras, constituye un grosso error de interpretación. No lo digo yo, basta leer al jurista Víctor Pérez quien escribió al respecto en “Crucitas y Pérdida de Chance.”
Al cabo me cayó la peseta: ¡Si no es más que una magnífica prosa a la ironía!

Pedro Oller

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